Todo está oscuro ahora.
Y no es que el sol se ha ido. Todo está cubierto en las sombras porque quiero. Bajo mis mantas es una noche eterna, un lugar tibio y reconfortante que me abraza y es lo más cercano al amor que siento. Quisiera poder tomar la mano de la tibieza que me da. Quisiera poder apoyar mi cabeza en su hombro.
Respirar bajo las mantas cuesta.
Mis gatos me llaman: hora de desayunar, maullan.
Pero sigo sin moverme. Bajo las mantas sigue siendo de noche y por ahora ellos vivien en otro mundo. Eventualmente se distraen y salen del cuarto a cazar un bicho o a lamerse bajo el sol. Siento los coches pasar por una avenida cercana, escucho a la gente que sigue haciendo sus vidas en las calles y a algún pájaro que no entiende que este mundo hace mucho ha dejado de ser de los suyos.
La puerta se abre.
Una voz me pregunta si quiero salir a caminar y por mi parte no me atrevo a decir nada.
Quiero decir que sí. Quiero salir y ver las nubes.
Cuando saco la cabeza de las mantas y la luz brillante invade mi cuerpo ya no hay nadie.
Olvidé que los tontos no miramos al cielo.
Mi cabeza no quiere volver bajo las mantas. Mis ojos se distraen con la mirada de Edgar Allan Poe, con los libros que no leí y con los agujeros que dejaste.
¿Qué te llevaste? ¿qué me hace falta?
Uno diría que te llevaste mi amor, mi corazón, mi alma... no... no es eso. Sigo pensando y creo que lo que más me duele es que no me hayas devuelto una novelita que solía leer cada navidad.
Don Camilo de Giovanni Guareschi.
Si entre las mantas pude darme cuenta que no me falta más que libros, que no me siento mal, ¿Qué me falta?
Me veo afuera jugando con los gatos.
Me veo riendo y buscando algo de comer.
¿Qué me falta?
Escucho la música de mi madre. Viene desde la cocina. Intenta alegrarse y baila.
Y yo siento el olor de la comida: un pollo con verduras y papas en el horno, escucho los pasos de mis sobrinos corriendo por el patio, escucho sus risas y los perros corriendo, ladrando y de pronto todos están en casa, mis hermaos, sus esposas, sus hijos, mis tíos.
¿Qué me falta?
Ya sé.
Soy yo.